Hace ya no se cuantos días que sucedió lo de la explosión en la carretera a Cuatrociénegas. Para muchos, no paso de ser una trágica anécdota mas en la historia de este estado, que, dicho sea de paso, de un tiempo pa`ca ha sido azotado por desgracia tras desgracia. Lamentablemente para nosotros (los Estorbos) y para muchas otras personas, este hecho nos sacudió de la manera más cabrona al enterarnos que un hermano, un viejo carnal de aventuras, pedas y correrías, estaba en el lugar del accidente, al momento que el pinche trailer trono.
Me refiero al buen Hugo Neaves, mejor conocido en el bajo mundillo del rock monclovense como El Perikles.
Y así fue que mi camarada tuvo la mala fortuna de estar ahí cuando todo ocurrió. El Peris, que nunca baja bandera cuando se trata de ayudar a alguien (quien lo conoce, sabe que así es), decidió que intentar apagar el fuego era lo correcto y junto con otras personas se arriesgo a quedarse en el lugar y cooperar.
Ahora esa decisión lo mantiene en estado grave, pero estable en una cama del IMSS. Su herida principal es un severo golpe en la cabeza que lo mantuvo en coma cerca de dos semanas y aun y cuando todavía no sale del área de terapia intensiva, todo parece indicar que va en franca recuperación.
Sin embargo, los médicos ya le advirtieron a la familia que el proceso de rehabilitación será largo y nada sencillo, por lo que los Estorbos queremos dejar en claro que estamos con su Madre, con su Padre, sus hermanos, con toda la gente que esta al pendiente de su salud y confiamos (sabemos) que dentro de un tiempo el Perikles hará chistes con su clásico humor negro de toda esta situación.
Asi que al buen Peris no resta mas que decirle:
¡Animo Cabrón! ¡No me bajes los brazos, pendejo!, ¡Vamos todavía!
Ya para terminar, en vista de que los papas de Perikles estan pasando por muchos gastos, Los Estorbos y Cia. Decidimos armar un pequeño tokin con el fin de recaudar algo de lana que sea de ayuda para la familia de nuestro carnal. Sobra decir que los señores no son ricos ni mucho menos, y los gastos que implica tener a un hijo grave hospitalizado son en verdad considerables.
Me refiero al buen Hugo Neaves, mejor conocido en el bajo mundillo del rock monclovense como El Perikles.
Y así fue que mi camarada tuvo la mala fortuna de estar ahí cuando todo ocurrió. El Peris, que nunca baja bandera cuando se trata de ayudar a alguien (quien lo conoce, sabe que así es), decidió que intentar apagar el fuego era lo correcto y junto con otras personas se arriesgo a quedarse en el lugar y cooperar.
Ahora esa decisión lo mantiene en estado grave, pero estable en una cama del IMSS. Su herida principal es un severo golpe en la cabeza que lo mantuvo en coma cerca de dos semanas y aun y cuando todavía no sale del área de terapia intensiva, todo parece indicar que va en franca recuperación.
Sin embargo, los médicos ya le advirtieron a la familia que el proceso de rehabilitación será largo y nada sencillo, por lo que los Estorbos queremos dejar en claro que estamos con su Madre, con su Padre, sus hermanos, con toda la gente que esta al pendiente de su salud y confiamos (sabemos) que dentro de un tiempo el Perikles hará chistes con su clásico humor negro de toda esta situación.
Asi que al buen Peris no resta mas que decirle:
¡Animo Cabrón! ¡No me bajes los brazos, pendejo!, ¡Vamos todavía!
Ya para terminar, en vista de que los papas de Perikles estan pasando por muchos gastos, Los Estorbos y Cia. Decidimos armar un pequeño tokin con el fin de recaudar algo de lana que sea de ayuda para la familia de nuestro carnal. Sobra decir que los señores no son ricos ni mucho menos, y los gastos que implica tener a un hijo grave hospitalizado son en verdad considerables.
TODO lo que se recaude de este evento, va a ser destinado a la familia del buen Peris.
Ahí les dejo el flyer, y si se deciden a asistir, tengan por seguro que están contribuyendo a una buena causa. Y claro, les podemos asegurar que pasaran un rato muy ameno, emborrachándose y cantando con las finísimas personas del Estorbo, los cuales probablemente toquen desnudos.
